Cuando el calor nos quema


Cuando el calor nos quema

Las quemaduras son lesiones causadas en el cuerpo debido a la acción del calor. Pero no solo el calor produce quemaduras; también las sustancias químicas y la corriente eléctrica pueden hacerlo.

Tipos de quemaduras

Según su gravedad, las quemaduras se clasifican en quemaduras de primer, segundo y tercer grado.

Quemaduras de primer grado
Afectan la capa superficial de la piel y se caracterizan por el enrojecimiento de la piel. Un ejemplo de éstas son las quemaduras solares.

Quemaduras de segundo grado
Afectan la capa profunda de la piel, por lo cual se forman las típicas ampollas, llenas de plasma sanguíneo. En estas quemaduras se destruye la capa superficial de la piel y siempre son curables.

Quemaduras de tercer grado
Son las más graves. Todas las capas de la piel se dañan y algunos casos afectan la grasa y los músculos. El tratamiento para estas  lesiones requieren de injertos de piel.
Estas quemaduras son muy peligrosas. La piel quemada es un campo propicio para el desarrollo de bacterias y puede producirse una septicemia, es decir, una infección generalizada.

Tratamiento.

En caso de quemaduras graves hay que acudir al centro médico inmediatamente para que se aplique un tratamiento, que dependerá del tipo de quemadura.

Para quemaduras menos severas podemos seguir estas recomendaciones:

Aplicar agua  corriente fría en la parte quemada mantenerla durante un tiempo razonable (veinte minutos) para que disminuya la congestión de los tejidos y el dolor.

No aplicar pomadas o aceites grasosos y no cubrir con gasa o vendas.

No romper la piel de las ampollas formadas.

Si es posible, aplicar una crema refrescante.

Quemaduras producidas por el Sol

En el verano, mucha gente se expone al Sol en la playa y las piscinas durante mucho tiempo. Si no se toman las precauciones adecuadas, esto puede producir lesiones importantes en la piel.

Para evitar este tipo de quemaduras es aconsejable:

No permanecer mucho tiempo al sol.

Proteger la piel con una crema bronceadora del factor adecuado.

Cubrir zonas especialmente sensibles que normalmente no se encuentran expuestas al sol, como los pies o la espalda.

Evitar tomar el sol al mediodía. Los mejores momentos son las primeras horas de la mañana y las últimas horas de la tarde.
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