Las heridas son cortaduras que se producen en la piel y pueden ser peligrosas si llegan a in-fectarse. Aquí lo más importante es detener el derrame de sangre y evitar que ingresen microbios o gérmenes infecciosos. Las heridas abiertas deben cubrirse de inmediato con gasa u otro material debidamente higienizado, pero no usar el algodón porque se corre el riesgo de que se pegue en la herida y es difícil de quitar.
Para detener la hemorragia de una manera directa hay que aplicar un apósito (Remedio que se aplica exteriormente, sujetándolo con paños, vendas, etc.) esterilizado sobre la herida y ejercer presión adecuada por cinco minutos. En caso de no haber apósitos estériles pueden usarse toallas, pañuelos, etc., convenientemente lavados.
Cuando las heridas son muy graves se hace necesario aplicar un torniquete para contener la hemorragia. Se coloca, por lo general, entre la herida y el corazón. Así, en las extremidades superiores se aplicará por encima del codo y en las inferiores por encima de la rodilla. Para lograr mayor eficacia se recomienda colocar un cojinete, que puede ser un pedazo de madera; luego con una venda a base de tira de tela, corbata, pañuelo, cinturón, se dan dos vueltas al miembro afectado haciendo un nudo simple en el cual se coloca un palo pequeño o una regla que sirve para dar vuelta al torniquete hasta detener la hemorragia. No hay que forzar al torniquete para detener el sangrado, hay que aflojar cada 15 o 20 minutos por espacio de 10 á 20 segundos, esto evitará la gangrena. Así se continúa hasta que llegue el médico. Conviene advertir que no deben utilizarse alambre, cordón o soga en el torniquete pues se corre el riesgo de que puedan cortar la piel.
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